Hacemos una bolsa de lona. Estoy seguro de que lo has visto. La llamamos Transit. Se coloca en la parte delantera de la moto, al estilo Porteur; se puede llevar colgada del hombro o como mochila. Tiene un hueco o bolsillo para todo lo que necesitas para pasar el día o la escapada de fin de semana (por ejemplo, portátil, botella de agua, ropa, cargadores, etc.). Y como queremos estar seguros de que nuestro equipo resiste, el verano pasado pusimos a prueba la mochila fuera de su elemento urbano en una excursión todoterreno de 160 km por el remoto norte de California.

Cambiamos el portátil por un frisbee y los cargadores por un saco de dormir. Llenamos hasta la última gota de los 31 litros de volumen interno con equipo y comida para un espectáculo de cuatro días, rata de río, búsqueda de pozas, autosuficiencia, superficie mixta, y sometimos a la mochila a un año de abusos en solo un puñado de días.

No se reventó ninguna costura, la bolsa nunca salió del perchero (aunque fuera por accidente), la bolsa guardaba los fondos empapados separados de las cerillas y permitía algunos movimientos vaporosos sobre cintas fluidas de tierra joven recién concebida a partir de las agujas de secuoya de la temporada pasada.

Podrías preguntarte si las bolsas de "cicloturismo" se habrían adaptado mejor a las necesidades del viaje. Claro, tal vez, pero para ser socráticos: ¿qué tal van esas bolsas en los desplazamientos diarios?

Si quieres ver más del viaje y conocer el folclore histórico de la zona, visita yonderjournal.com/holin/.